Las necesidades esenciales de cualquier empresa son las mismas, independientemente de su tamaño. Una gran empresa necesita, por ejemplo, negociar un préstamo sindicado, mientras que una Pyme necesita a lo mejor revisar su financiación y negociar una línea de crédito. La principal diferencia es, obviamente, de complejidad a causa de la escala. La segunda diferencia es que quizá la gran empresa tiene los recursos para hacerlo y la Pyme no.
Como todas las empresas, las Pymes se dotan de personal de acuerdo con sus necesidades habituales. Así, por ejemplo, es frecuente ver que la responsabilidad financiera de la pequeña empresa recaiga en un contable. La cuestión es que un contable no es un financiero, aunque la base de conocimientos de ambos sea muy similar. Por lo tanto, un contable seguramente llevará muy bien la contabilidad y los aspectos administrativos de la operación de la empresa, pero no por ello tiene porqué saber negociar bien con una entidad bancaria, ni tiene porqué conocer los mecanismos para optimizar una estructura de capital.
Un contable no es un financiero, aunque la base de conocimientos de ambos sea muy similar.
Sin embargo, en algún momento las empresas necesitan hacer algo que requiere conocimientos o experiencia que van más allá de los que reúne su equipo. Entonces es cuando se dicen “necesitaría un Director potente para tal o cual cosa, pero no puedo pagarlo”. Eso no es cierto.
Un Director de alto nivel es caro. Contratarle como empleado conlleva un coste y unos riesgos elevados. Sin embargo, la necesidad sigue existiendo. A esa necesidad, en esa situación, es a lo que dan respuesta los Servicios de Refuerzo de Gestión (SRG) de Lequid.
Un Director de alto nivel es caro. Contratarle como empleado conlleva un coste y unos riesgos elevados
El equipo de SRG de Lequid está compuesto por directivos con extensa experiencia en empresas de todos los niveles, y se integran en la dirección de las empresas clientes sólo en la medida en que es necesario. Esa integración puede ser puntual, para una necesidad concreta, o bien de forma más prolongada en el tiempo, supervisando y asesorando al equipo de la empresa durante el tiempo estrictamente necesario. Un caso típico es un director financiero que visita a una Pyme una vez a la semana, supervisa el trabajo que está realizando el contable de plantilla e informa y asesora al director de la empresa. Eso permite que las Pymes puedan acceder a un coste razonable a los servicios de directivos de alto nivel. La alta dirección para PYMES no es inalcanzable.